38 Semeí dijo al rey: «Tu palabra es buena. Como ha dicho mi señor
el rey, así hará su siervo.» Semeí habitó en Jerusalén mucho tiempo.
39 Al cabo de tres años, dos de los siervos de Semeí huyeron a donde
Akís, hijo de Maaká, rey de Gat; avisaron a Semeí: «Mira, tus siervos están
en Gat.»
40 Se levantó Semeí, aparejó su asno y se fue a Gat, donde Akís, para
buscar a sus siervos; fue Semeí y trajo a sus siervos de Gat.
41 Avisaron a Salomón: «Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha
vuelto.»